Anoche, tras muchas postergaciones, partió la misión del Ministerio de Economía hacia Estados Unidos para tratar de cerrar el acuerdo con los técnicos del Fondo Monetario Internacional.
La delegación está encabezada por el viceministro, Gabriel Rubinstein, y está integrada por el jefe de asesores Leonardo Madcur, el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, y los funcionarios del Banco Central, Lisandro Cleri y Jorge Carrera.
El plan original del Gobierno era que el ministro de Economía, Sergio Massa, viajase únicamente cuando el acuerdo esté sellado a nivel técnico. La expectativa es que ese viaje se concrete sobre el final de esta semana.
En base al cronograma previsto, la Argentina deberá pagar 2600 millones de dólares el último día de julio, tras utilizar la opción de acumular todos los vencimientos en el final del mes, algo que ya había hecho en junio. En el comienzo de agosto, la Argentina debe afrontar otro compromiso por 830 millones de dólares.
La Argentina requiere los desembolsos no realizados por el Fondo en la primera mitad del año, en virtud de que el país no pudo cumplir con las metas previstas en materia de déficit fiscal, emisión monetaria y acumulación de reservas en el Banco Central, en particular en el segundo trimestre.
A la vez, el Fondo quiere evitar que los dólares sean utilizados para intervenir en el mercado. Como contraposición, el Gobierno se niega a aplicar una devaluación brusca, algo impensado en plena campaña el electoral.
Si no consigue los desembolsos, la Argentina deberá recurrir otra vez a pagarle al Fondo Monetario con los yuanes del swap con China, una alternativa que tiene costos muy elevados.
